El día que descubrí la programación

El día que descubrí la programación

📝 Resumen (TL;DR)

Mi camino hacia la programación fue poco convencional: pasé de una carrera en ingeniería industrial y trabajos desalentadores a descubrir mi pasión por el desarrollo web. Aprendí de forma autodidacta, asistí a un Bootcamp, y finalmente logré entrar a la industria tech, enfrentando desafíos, el síndrome del impostor y grandes cambios laborales. Aquí comparto mi experiencia, aprendizajes y consejos para quienes desean iniciar en este mundo.


¿Cómo empezó todo?

Como muchos profesionales que he conocido en las empresas donde he trabajado, no estudié programación ni ciencias de la computación. Mi formación es en Ingeniería Industrial, pensando que eso me daría una buena calidad de vida. Sin embargo, a los pocos años de egresar, mi situación era desalentadora: estaba atrapado en un trabajo mal pagado, con exigencias desmedidas y promesas incumplidas de mejora salarial durante más de un año. Me sentía cansado y frustrado.

En ese contexto conocí a un ingeniero de la planta que había desarrollado el software con el que controlaban parte de la producción. Poco a poco me fui acercando a él, nos hicimos amigos y compartimos tiempo de trabajo. Él me recomendó aprender PHP (aunque nunca ha sido de mi total agrado 🫣). A partir de ahí empecé a estudiar HTML, CSS y JavaScript por mi cuenta. El mundo de la programación es muy amplio y puede parecer abrumador al principio, pero también es fascinante.

Aprendizaje: A veces, el primer paso es simplemente acercarte a quienes ya están donde quieres estar y dejarte guiar.

El reto del Bootcamp

Poco tiempo después encontré un Bootcamp. Sí, ya sé lo que muchos piensan: “otro bootcamper más que se cree programador por un cursillo de 8 meses” 🤣. Como todos, este Bootcamp tenía ventajas y desventajas. Tras cinco meses de estudio, conseguí mi primera oferta laboral como programador.

Pero antes de eso, pasé por momentos realmente duros. Tenía un trabajo de 9 am a 5:30 pm, con solo 30 minutos para comer y transporte proporcionado por la empresa (que no era gran cosa). Salía de casa a las 8 am y volvía después de las 6 pm. A las 7 pm empezaban las clases del Bootcamp: tres horas de conceptos nuevos cada día. Prometían que al terminar conseguirías un buen empleo, pero lo que no te dicen es que para aprender a esa velocidad necesitas dedicarle muchísimas horas extra.

En mi caso, las clases terminaban a las 10 pm, pero yo repasaba y hacía tareas hasta las 2 o 3 de la mañana. Hubo días en los que dormía solo un par de horas. Aun así, lo disfrutaba: había descubierto lo bonito que es entender cómo funcionan los sitios web.

Aprendizaje: El esfuerzo extra fuera de clase marca la diferencia. Aprender programación requiere mucha disciplina y pasión.


El primer trabajo tech

Cuando conseguí mi primer trabajo como desarrollador, el sueldo no era tan alto como prometía el Bootcamp, pero al menos ya estaba dentro de la industria. Tuve que usar mi ordenador personal, una HP Pavilion con un procesador Intel Gold, 4 GB de RAM y un disco duro tradicional. No era la mejor máquina, pero la fui mejorando poco a poco.

Durante los primeros días, me presentaron al equipo y al proyecto. Me dieron un par de semanas para adaptarme, aprender las tecnologías y entender el flujo de trabajo. Antes de que terminara el primer mes, ya estaba contribuyendo con mis primeros módulos y nuevas funcionalidades. Recuerdo que en una ocasión me pidieron aprender GraphQL y empezar a aportar casi de inmediato. Fue un reto, pero también una gran oportunidad para crecer.

Trabajar en una startup es intenso: hay mucho que aprender en poco tiempo, pero eso lo hace emocionante. Además, la vida fuera del trabajo no se detiene, especialmente cuando tienes personas que dependen de ti.

Aprendizaje: No necesitas el equipo más caro para empezar. Lo importante es la actitud y las ganas de aprender.


El salto a empresas grandes

Tres meses después de iniciar como programador, recibí llamadas para entrevistas en una empresa mucho más grande y consolidada. El proceso fue intenso, pero finalmente me dieron el sí y recibí una oferta económica que no podía creer. Nunca había tenido un sueldo tan alto y me sentía aterrado.

En ese momento apareció con fuerza el síndrome del impostor, al que llamo “Dude”, mi husky travieso. Me asignaron a un equipo lleno de ingenieros talentosos, muchos con gran experiencia, y otros que habían escalado desde soporte hasta desarrollo. “Dude” y yo trabajábamos con Dart y Flutter, tecnologías que jamás había usado. Tuve un par de semanas para capacitarme y luego, ¡a la acción!

A los pocos meses recibí un aumento salarial sin siquiera pedirlo. Todo iba viento en popa y empecé a hacer contribuciones importantes, ganándome mi lugar en el equipo.

Aprendizaje: El síndrome del impostor nunca desaparece del todo, pero cada reto superado es una victoria personal.


Cambios, retos y nuevas oportunidades

Un día, el “Big Boss” nos anunció que Hewlett-Packard (HP) había comprado la empresa. Durante el siguiente año, atravesamos una transición hacia su forma de trabajo. Nos cambiaron la forma de pago, pero fueron generosos y no hubo recortes. Sin embargo, muchos proyectos se migraron a equipos en la India y nuestro equipo se dividió.

De nuevo, “Dude” despertó. Me asignaron a un equipo internacional con personas de India, Alemania, Japón, Canadá y Estados Unidos. Migrábamos pruebas manuales a sistemas automatizados. Las juntas eran un reto, sobre todo porque no dominaba el inglés y el acento del nuevo manager era difícil de entender. Hubo momentos en los que pensé en renunciar.

Me asignaron a un proyecto liderado por un ingeniero japonés, muy experimentado y con gran dominio técnico. Decidí aprender todo lo posible de él. A veces trabajaba hasta tarde para aportar lo máximo y él lo notó. Pronto me dio más libertad para contribuir y hasta me animó a poner mi nombre en los módulos que desarrollaba. Eso me motivó mucho.

Un día, nuestro proyecto fue seleccionado para un Demo a nivel área, frente a unas 400 personas. Había proyectos de reconocimiento facial y muchas cosas innovadoras. Me tocó presentar nuestra herramienta. Estaba nervioso, grabé un video de la demo porque en los lives siempre pasa algo. El día de la presentación, al ver el número de personas conectadas, casi me congelo. Pero respiré profundo, presenté el proyecto y todo salió bien. Recibí felicitaciones de mis compañeros y jefes. No puedo creer todo lo que la programación ha traído a mi vida y no puedo esperar a ver lo que vendrá en el futuro.

Aprendizaje: Los grandes cambios dan miedo, pero también abren puertas a experiencias y aprendizajes únicos.


Espero que hayas disfrutado el post. Si eres dev, deseo que la vida te traiga muchas experiencias tan bonitas o mejores que las mías. ¡Un saludo y gracias por llegar hasta aquí!